Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 33 segundos
Hoy quiero compartir contigo algo que ha transformado mi práctica y la de miles de yoguis a lo largo de los siglos: los Sutras de Patanjali. Estos textos ancestrales no son solo palabras antiguas escritas en sánscrito, sino verdaderas llaves que pueden abrir las puertas hacia un mayor bienestar y conexión con tu ser más profundo.
¿Qué son realmente los Sutras de Patanjali?
Imagina que tienes en tus manos un manual conciso que explica los secretos de la mente y cómo liberarte del sufrimiento. Eso son los Yoga Sutras de Patanjali, un sabio que vivió hace más de 2.500 años, compiló 196 aforismos o «Sutras» (literalmente «hilos») que juntos forman el tejido filosófico del Yoga que conocemos hoy.
Aunque fueron escritos en una época muy distinta a la nuestra, su mensaje sigue siendo increíblemente actual. Hablan de algo que todos buscamos: cómo encontrar calma en medio del caos, cómo conectar con nuestra esencia cuando el mundo exterior nos distrae constantemente, cómo mantenernos fieles a lo que realmente somos.
Los ocho pasos: un camino práctico
Lo que más me fascina de los Sutras es lo prácticos que son. Patanjali no se queda en teorías abstractas, sino que nos ofrece un camino dividido en ocho etapas, conocido como «Ashtanga» (ashta=ocho, anga=miembros), que son:
- Yamas: Son nuestros compromisos éticos con los demás. Incluyen la no violencia (ahimsa), la honestidad (satya), no robar (asteya), la moderación (brahmacharya) y el desapego material (aparigraha). Algo muy importante en el mundo actual, vivir de acuerdo a unos principios éticos.
- Niyamas: Aquí hablamos de la autodisciplina personal. Incluye la pureza (saucha), el contentamiento (santosha), la autodisciplina (tapas), el autoestudio (svadhyaya) y la rendición a algo mayor que nosotros (ishvara pranidhana). Son prácticas que nos ayudan a cultivar un espacio interno limpio y luminoso.
- Asanas: Las posturas físicas que practicamos en clase. Pero Patanjali las ve como algo más que ejercicio cuando dice «Sthira sukham āsanam», que significa «la postura debe ser firme y cómoda». Su enfoque no es físico (como en el Yoga moderno), sino meditativo: las posturas preparan el cuerpo buscando estabilidad y comodidad para la quietud prolongada en la meditación.
- Pranayama: El control consciente de la respiración, ese puente maravilloso entre cuerpo y mente. Utilizar esta poderosa herramienta que tenemos y, que además es gratis para producir efectos en nuestro cuerpo, mente y espíritu. Por ejemplo, cuando regulamos nuestra respiración, estamos enviando mensajes directos de regulación a nuestro sistema nervioso. Cuando cambias tu patrón respiratorio puedes transformar tu estado mental en cuestión de minutos.
- Pratyahara: La retirada de los sentidos. Es como bajar el volumen del mundo exterior para poder escuchar mejor tu voz interior. Estar volcados/as en lo exterior nos hace vivir en el ruido y a una velocidad desbordante.
- Dharana: La concentración en un solo punto. En un mundo de distracciones constantes, esto es un superpoder.
- Dhyana: La meditación sostenida, donde ya no hay esfuerzo en mantener la atención y permaneces en el eterno presente.
- Samadhi: Ese estado de plenitud y unión completa donde desaparece la separación entre observador y observado. El estado de unión o de Yoga donde eres uno/a con el todo.
¿Por qué estos textos pueden transformar tu práctica hoy?
En nuestro día a día, entre trabajos estresantes y absorbentes, familia, notificaciones del móvil y listas interminables de tareas pendientes, los Sutras de Patanjali nos recuerdan algo esencial: que la paz no depende de cambiar el mundo exterior, sino de transformar nuestra relación con él.
Patanjali comienza con una frase que lo resume todo: «Yoga chitta vritti nirodha» – El Yoga es la cesación de las fluctuaciones de la mente. ¿No te pasa que a veces tu mente parece un mono saltando de rama en rama? ¿Cómo crees te sentirías y no tuvieses esos saltos y altibajos constantes, esas aceleraciones y frenadas? Los Sutras ofrecen técnicas precisas para tranquilizarla.
Aplicando los Sutras de Patanjali en tu vida diaria
En mis sesiones de Yoga y meditación, junto a una espiritualidad secular, no religiosa, exploramos cómo estos principios ancestrales pueden aplicarse a situaciones cotidianas, tanto en la sesión como fuera:
- Cuando practicamos Ahimsa (no violencia), no solo se trata de evitar dañar a otras personas, sino aprender a ser más compasivo/a contigo mismo/a en la esterilla, respetando los límites de tu cuerpo.
- Al cultivar Santosha (contentamiento), empiezas a notar pequeñas alegrías que antes pasaban desapercibidas – la luz de la mañana, el sabor del té, la sonrisa de un extraño.
- Con Svadhyaya (autoestudio), cada asana se convierte en una oportunidad para observarte sin juicio, notando patrones que quizás se repiten en tu vida fuera de la esterilla.
Los obstáculos en el camino y cómo superarlos
Patanjali también habla de los «Kleshas» o aflicciones que nos causan sufrimiento: la ignorancia, el ego, el apego, la aversión y el miedo a la muerte. ¿Te suenan familiares? Son los mismos obstáculos que enfrentamos hoy cuando intentamos meditar o simplemente vivir con mayor presencia.
Lo maravilloso es que nos ofrece herramientas para trabajar con ellos. La práctica regular (Abhyasa) y el desapego (Vairagya) son dos pilares fundamentales. No se trata de escapar de la realidad, sino de encontrar equilibrio en medio de ella.
Integrando los Sutras de Patanjali en la práctica terapéutica
En mi enfoque integrativo, tanto en las clases grupales como en terapia individual, combino estas enseñanzas ancestrales con otras técnicas que conducen al bienestar. Cuando trabajamos con el cuerpo a través de Asanas, estamos también nutriendo la mente. Cuando exploramos patrones de pensamiento limitantes o bloqueos, estamos liberando tensiones físicas.
Los Sutras de Patanjali nos recuerdan que somos seres completos – no fragmentados en compartimentos separados de «físico», «mental» y «espiritual». Todo está interconectado.
Un viaje personal, un camino compartido
Lo más hermoso de estos textos es que invitan a la experiencia directa. No piden que creas nada ciegamente, sino que practiques y compruebes por ti mismo/a sus efectos.
En mis sesiones, tanto en grupo como individuales, estos principios milenarios cobran vida, adaptados a nuestras necesidades contemporáneas pero manteniendo su esencia transformadora.
Te invito a acercarte a los Sutras de Patanjali con curiosidad y apertura. A explorarlos no solo con tu intelecto, sino también con tu corazón y tu cuerpo. Quizás, como ha sido para mí y para tantas otras personas, se conviertan en compañeros fieles en tu camino de autoconocimiento y bienestar integral.
El camino que nos asusta es el correcto,
Deja una respuesta