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Relación del Yoga y el proceso de morir
El Yoga, una tradición milenaria que se originó en la India, ofrece una perspectiva única y profunda sobre el proceso de morir. En lugar de ver la muerte como un final trágico, el Yoga la considera como una transición natural y un paso hacia otra forma de existencia. Esta visión se basa en la comprensión de que la vida y la muerte son dos aspectos de un ciclo continuo. En este artículo te voy a contar, desde la visión del Yoga, cuáles son las fases del morir, las experiencias asociadas y las señales observadas tanto por la persona moribunda como por la que cuida.
La naturaleza de la muerte en el Yoga
En la filosofía yóguica, la muerte no es más que un cambio de estado. El ser esencial, o Atman, no muere; simplemente abandona un cuerpo para adoptar otro, de acuerdo con el karma acumulado durante las vidas anteriores. Este proceso de renacimiento es una parte integral del samsara, el ciclo de nacimiento, vida, muerte y renacimiento.
Fases del proceso de morir
La tradición del Yoga y el proceso de morir puede dividirse en varias fases. Los textos sagrados hablan mucho sobre ello como uno de los elementos centrales del trabajo en el Yoga, Sri Swami Sivananda tiene un comentario bastante claro sobre ello titulado «En qué se convierte el alma después de la muerte«. Aunque estas fases no son lineales y pueden superponerse, ofrecen una guía sobre las experiencias que atraviesa una persona al acercarse a la muerte.
Preparación y aceptación en esta fase inicial, la persona comienza a aceptar la inevitabilidad de la muerte. A menudo, esto implica una introspección profunda y una evaluación de la vida vivida. La práctica de meditación y la recitación de mantras pueden ser especialmente útiles para calmar la mente y fomentar la aceptación.
Retirada de los sentidos (Pratyahara) conforme avanza el proceso, la persona empieza a retirarse del mundo exterior. Los sentidos se vuelven menos activos y hay una creciente concentración en el mundo interior. Esta fase es similar a la práctica de Pratyahara en el Yoga, donde uno aprende a controlar y retraer los sentidos.
Disolución de los elementos en las tradiciones yóguicas y tántricas, se cree que el cuerpo está compuesto por cinco elementos (tierra, agua, fuego, aire y éter). Durante el proceso de morir, estos elementos se disuelven gradualmente. Primero, el elemento tierra (asociado con la estabilidad y el cuerpo físico) comienza a disolverse, seguido por el agua (los fluidos del cuerpo), el fuego (el calor y la digestión), el aire (la respiración) y, finalmente, el éter (la conciencia y el espacio).
Experiencia de luz Interior o clara luz a medida que los elementos se disuelven, se dice que la persona moribunda puede experimentar una luz interior brillante. Esta luz es a menudo interpretada como la manifestación del Atman, la verdadera esencia del ser. Los textos yóguicos describen esta experiencia como un momento de claridad y liberación.
Experiencias y señales del Yoga y el proceso de morir
Desde el Yoga y el proceso de morir, las experiencias y señales que pueden aparecer varían ampliamente, pero algunas son comunes tanto para la persona moribunda como para quienes los cuidan.
Para la persona moribunda:
Sensación de ligereza: a medida que la persona se desprende de su cuerpo físico, puede experimentar una sensación de ligereza y desapego. Esto puede ir acompañado de visiones o sueños que tienen un significado espiritual profundo.
Visión de entes espirituales: es común que la persona moribunda vea seres espirituales o familiares fallecidos. En la tradición del Yoga, estos encuentros son interpretados como ayudas o guías que facilitan la transición hacia la próxima vida.
Profunda paz interior: con prácticas regulares de meditación y respiración, la persona puede alcanzar un estado de profunda paz y ecuanimidad, incluso frente a la muerte.
Para el cuidador:
Observación de la respiración: la respiración de la persona moribunda se vuelve irregular y eventualmente se detiene. Observadores atentos notan cambios en el ritmo y la profundidad de la respiración, lo que indica la proximidad de la muerte.
Cambios físicos: hay varios cambios físicos que pueden ser observados, como la frialdad en las extremidades, el cambio de color en la piel y la relajación de los músculos faciales.
Presencia espiritual: muchos cuidadores reportan una sensación de presencia espiritual en la habitación. Esta presencia puede ser reconfortante y proporcionar un sentido de conexión y paz.
Prácticas del Yoga y el proceso de morir
La tradición del Yoga ofrece diversas prácticas para facilitar un proceso de morir consciente y pacífico:
Meditación y Pranayama: la meditación y las técnicas de respiración (Pranayama) son esenciales para calmar la mente y regular la energía vital. Prácticas como Anapanasati (meditación en la respiración) y Nadi Shodhana (respiración alternada) pueden ser especialmente útiles.
Recitación de mantras: los mantras, especialmente aquellos dedicados a deidades como Shiva o a conceptos como la paz (Shanti), pueden proporcionar consuelo y elevar la mente. El mantra «Om Namah Shivaya» es comúnmente utilizado para invocar la gracia de Shiva, el destructor del ego y el facilitador de la transformación.
Yoga Nidra: Yoga Nidra, o sueño yóguico, es una práctica de relajación profunda que puede ayudar a la persona moribunda a alcanzar un estado de paz y ecuanimidad. Esta práctica guía al individuo a través de diferentes capas de conciencia, facilitando la transición entre la vida y la muerte.
El enfoque del Yoga y el proceso de morir nos invita a ver la muerte no con miedo, sino con aceptación y comprensión. Morir es simplemente una transición hacia otra forma de existencia, un paso más en el viaje del alma. Al aplicar las prácticas yóguicas, tanto la persona moribunda como la que cuida pueden encontrar paz y claridad durante este tiempo significativo. A través de la meditación, la recitación de mantras y otras técnicas yóguicas, podemos enfrentar la muerte con una mente calmada y un corazón abierto, viendo la partida de esta vida como una liberación y un regreso a nuestra verdadera esencia.
El camino que nos asusta es el correcto,