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Santosha forma parte del conjunto de cinco actividades denominadas Niyamas; un grupo de prácticas o hábitos de vida recogidos en los Sutras del Yoga del maestro Patañjali con las que, un yogui o una yoguini, se compromete junto con los Yamas para crear los cimientos de su evolución personal y desarrollo espiritual. Si recuerdas, además de Santosha, para Patañjali los Niyamas son cinco:
- Shaucha (purificación),
- Tapas (austeridad, autodisciplina),
- Svadhayaya (estudio escrituras y autoconocimiento),
- y Ishvarapranidhana (amor y devoción hacia lo divino).
y la primera de las ocho ramas, los Yamas, también son cinco; aquí tienes la posibilidad de saber más sobre ellos:Ahimsa (no-violencia), Satya (honestidad), Asteya (no robar), Brahmacharya (preservar la energía sexual) y Aparigraha (ligero de equipaje).
Santosha se traduce del sánscrito como satisfacción, contento y también como estar o permanecer en calma.
De esta traducción se puede definir la práctica o desarrollo de Santosha como la eliminación y la ausencia de codicia, avidez o más claramente de ambición y deseo.
Santosha significa permanecer en un estado mental de calma, paz y satisfacción en cualquier situación en la que te veas en la vida. Cuando te encuentras en ese estado lo que experimentas es una inmensa, profunda y serena felicidad.
Patañjali en el sutra 2.42 habla del gran beneficio que se consigue de mantener tu mente en el Santosha, dice:
“Como resultado del contento, uno alcanza una inmensa felicidad”
A un nivel básico, el contento al que se refiere Patañjali se genera con la serenidad y paz interior que surge al desconectar de tus apegos y deseos independientemente de lo que te suceda en la vida. Digo a un nivel básico porque según vas desarrollando este Niyama las implicaciones en la psique son cada vez más profundas.
Vivimos en una sociedad identificada como “moderna” en la que hay un ambiente marcado por el deseo. Un deseo desmedido a tener, hacer, ser…; con este clima, practicar el Santosha o vivir en el contento supone un punto de vista muy diferente a ese ambiente.
Me viene a la memoria lo que escucho decir a mis estudiantes: “eso está muy bien, sería lo ideal pero…, es muy difícil”.
Y…, tienen toda la razón; hay que pensárselo dos veces para asumir este planteamiento.
Santosha supone una completa desprogramación personal respecto a ese ambiente social. Desde que vienes a esta vida por no decir incluso antes, ya te llegan por el cordón umbilical (figuradamente hablando) toda una serie de condicionamientos debido a las expectativas conscientes o inconscientes de los padres a los que también a su vez les llegaron.
Somos programados para formar parte de esta sociedad en la que estamos convencidos, y si no nos convencemos mediante la publicidad o incluso mediante un sistema educativo que considera como “buenas” unas determinadas cualidades, que la felicidad está en el exterior. Y la forma de conseguirla es precisamente teniendo, haciendo, siendo…; dejar este planteamiento de vida es algo ciertamente muy difícil. Sobre todo porque, como decía J. Krishnamurti:
“el ser humano ha creado una sociedad basada en una serie de patrones como la agresividad, la competitividad, la codicia o el deseo. Y esa sociedad la ha ido construyendo el propio ser humano a lo largo de la historia”, por lo que es algo que llevamos incrustado.
Romper con esa tendencia, volver la mirada hacia el interior y buscar la felicidad donde realmente se encuentra es la autentica revolución, en este caso de la consciencia.
Patañjali habla de cinco obstáculos o Kleshas en el camino del Yoga (ignorancia, ego, deseo, aversión, miedo a la muerte).
Debido a la ignorancia y a no tener presente la impermanencia de las cosas, el ego se va construyendo y haciendo más grande ocultando nuestra verdadera naturaleza detrás de una máscara. Al mismo tiempo va generando apego hacia lo que necesita para mantener su existencia. Cuando desaparece lo que para el ego es permanente y forma parte de sí (un coche, un trabajo, una casa, una relación, una posición social,…), surge el sufrimiento y el deseo por tener otro o tener más. Entonces entras en un circulo vicioso, un bucle sin fin donde no experimentas nunca una felicidad duradera y permanente.
Al contrario, te mantienes en un estado de infelicidad más o menos evidente del que no puedes salir, entre otras cosas porque la felicidad no es algo que “se puede comprar”.
A más apego más infelicidad y también menos libertad; caes así totalmente en el sometimiento y la “esclavitud” hacia lo externo. Es como una adicción. Entras en una espiral de competición, agresividad, narcisismo, individualismo que conlleva frustración, sufrimiento, crisis y pérdida de autoestima, entre otras. Es curioso que los mayores egos suelen corresponder a las personas que más miran hacia afuera, más esclavizadas con lo externo y con una menor autoestima.
El ego te hace tener fuertes deseos por cosas que no tienes y aversión o incluso fuerte rechazo por aquellas que no te gustan. En el Mahabharata, un texto clásico se dice:
“el deseo es algo muy difícil de abandonar para aquellos con pensamientos corruptos, incluso en la decadencia de la vejez. La persona sabia que abandona ese anhelo esta llena por todos lados de felicidad”.
El mensaje de Patañjali cuando habla de Santosha es simple: para ser feliz en la vida necesitas aprender a aceptar tu situación actual. Para ello, al margen de lo material, es necesaria una aceptación personal: “Soy lo que soy y me acepto”. Solo así la felicidad entra en tu corazón.
Santosha es vivir en el presente, sin juicio ni valoración. Mantener un estado de atención plena donde permanentemente debes preguntarte si las cosas materiales y mundanas realmente las necesitas o responden a una constante necesidad de satisfacción, un deseo por ser, tener o hacer.
Con esto no quiero decir que la forma de vida ideal sea con penurias y en la miseria. Hablo de cambiar a una actitud de sencillez y simplicidad ante la vida de manera que “Menos es más”.
Lo cual hace también que desarrolles mayor respeto hacia el lugar en donde vives y el planeta Tierra, intentando dejar de tu paso una huella ambiental mínima.
Estar en el contento no significa tener una actitud “pasota” y permanecer sin hacer nada con tu vida. Realmente cuando estás en una satisfacción sincera, seguro alguna vez lo has sentido, surge una inmensa energía, un gran dinamismo y entusiasmo por la vida. No es resignación si no tener la fuerza de voluntad y determinación necesarias para hacer los cambios en la vida que te conduzcan a la felicidad. Es pensar que todo está bien como está; no tener sentimiento de culpa ni remordimiento por decisiones o acciones pasadas.
Santosha es conectar con tu propia naturaleza, construida en el amor y la compasión, y de la que te alejas cuando crees que está formada por todo aquello impermanente que piensas necesitas para ser feliz.
Cuando practicas Asanas u otras técnicas del Yoga es sentir ese momento, las sensaciones, la inmensa suerte de poder trabajar e invertir en tu felicidad; es permanecer en el equilibrio y la ecuanimidad, aun cuando la experiencia pueda ser dolorosa o con sufrimiento físico.
En el Bhagavad Gita se dice:
“Tu derecho u obligación como ser humano es solamente para actuar; no te creas con el merecimiento de recibir los frutos de la acción. No te consideres como el creador de los frutos de tus actividades; ni te quedes en el apego a la inactividad. Permanece inmerso en la unión, realiza lo que sea necesario, abandona el apego a los frutos, sé indiferente al éxito o al fracaso. Esta actitud es lo que se denomina Yoga” (Bhagavad Gita v.47-48).
Aunque no es literal, a mí me gusta sentir este pensamiento:
“Que pueda tener serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que pueda y sabiduría para saber diferenciar”
El camino que nos asusta es el correcto