
Sensación de vacío, sentirse como suspendido en el aire, sin encontrar sentido, perdido.
Es el común denominador que han manifestado muchas de las personas que se han puesto en contacto conmigo buscando respuestas en la Astrología védica o que asisten a mis clases y retiros de Yoga clásico. Quizá sea tu caso.
De mi experiencia y, al margen de otro tipo de consultas y preguntas que me solicitan, la sensación de vacío es un sentimiento recurrente en la gran mayoría.
Para algunas personas, afirmaciones como por ejemplo “hasta los 34 mi vida fue feliz” indican que esta sensación de vacío surge en un momento determinado de la vida. En otros casos se cree que este sentimiento es permanente, con expresiones como “a lo largo de mi vida siempre he tenido esta sensación de vacío” o incluso “no tengo suerte en la vida”. Normalmente es algún acontecimiento generalmente traumático el que la desencadena y que lleva a revisar nuestro lugar en el mundo.
Esta sensación de vacío viene también marcada por expectativas insatisfechas: desde la ausencia del amor procedente de los padres en la más tierna infancia y el efecto que produce sobre la personalidad, hasta objetivos laborales o sociales no cumplidos; o también quizá por cosas que han desaparecido y considerábamos esenciales en nuestras vidas: una relación sentimental, la muerte de un ser querido u otros.
En las sociedades calificadas como “modernas” donde el ritmo es tremendo e impide fluir y vivir con los ciclos y ritmos naturales, actuando en oposición a la Naturaleza, no aceptamos que el ser humano necesita tiempos de reflexión e introspección para entender y entenderse a si mismo.
El remolino hace que nos alimentemos de expectativas y proyecciones, a que vivamos en el pasado o en el futuro, raras veces en el presente, lo que nos lleva a hacer rodar la bola de nieve que va creciendo cada vez más hasta que llega un momento, lo cual suele suceder entre los 35 y 50 años, en la mitad de la vida, donde de pronto paramos súbitamente. Entonces nos damos cuenta de la sensación de vacío que experimentamos, que nos encontramos perdidos sin ver un sentido a la vida.
Es importante que tengas presente que todo viene condicionado por el karma: vivir en una sociedad “moderna”, estar inmersos en el torbellino, en la nostalgia del pasado o las expectativas futuras, que sea a los 35 o a los 50, o que no llegues nunca a experimentar la sensación de vacío. Todo está vinculado a tu karma, algo que generas constantemente. Por tanto, la responsabilidad de esta sensación de vacío es tuya, de nadie más.
La sensación de vacío nos lleva a un aislamiento sobre todo emocional
Entras en un estado de introspección en donde reina la tristeza, la sensación de soledad, de incomprensión, la nostalgia, la impotencia o la frustración.
Te cierras al mundo, al amor, a la ternura, a la belleza, a la generosidad y a la compasión, si bien en lo más profundo esos sentimientos están más vivos que nunca. Dejas de creer en tí y tu autoestima prácticamente desaparece, dudando de ti, de tu potencial y de tu lugar, mirando en tu interior y no encontrando nada. Es la sensación de vacío en estado puro.
Entras en un inframundo gris y oscuro, muy peligroso por las distintas derivadas que puede tener (adicciones, depresión, suicidio, etc.) al que algunas tradiciones lo califican como un lugar infernal necesario para la expiación de nuestra más profunda esencia.
Tremendas fuerzas kármicas están librando una lucha terrible en tu interior, donde tu ego se resiste y pretende seguir agarrado a una identidad inexistente que sientes destruirse. Estas en caída libre.
Hay un proverbio budista que dice “El Buda aparece cuando tienes la boca llena de ceniza”. Cuando surge esta sensación de vacío, estas en la antesala del despertar.
Esa sensación de vacío te lleva a buscar respuesta a la pregunta ¿quién soy yo?
Es la tarea más importante que se pueda realizar: buscarte; y una cosa hay que tener clara, en este camino duro y difícil no hay marcha atrás.
Emprender el camino de búsqueda de la respuesta a esta pregunta te saca de esa sensación de vacío. El viaje del héroe. Vas más allá de talentos, cualidades, habilidades personales, etc. No se trata de reconstruir un ego basado ahora en otras cosas. En la sensación de vacío y aunque no lo parezca, la sensibilidad en tu interior está totalmente despierta. Eres capaz de emocionarte, de llorar, quizá eso sí, en soledad y en privado con las cosas más sutiles.
A nivel individual la sensación de vacío que puedes experimentar corresponde a una manifestación kármica. En ese vínculo entre Astrología védica y karma no se puede decir que exista una configuración planetaria concreta relacionada con esta sensación de vacío, pero sí se puede leer y entender a partir del orden astrológico en tu carta natal. De la misma manera detectando determinados ciclos, tránsitos o posiciones planetarias, también se puede leer cuando se inicia ese desasosiego, esa sensación de vacío, e incluso cuanto puede durar.
Las influencias, por ejemplo, de Saturno, Rahu y Ketu como principales portadores de deudas kármicas pasadas, o la importancia que puedan tener algunas casas como la 8 y 12 en donde analizamos las transformaciones, las pérdidas, el Moksha o liberación, pueden indicar una predisposición a esa sensación de vacío o un período de la vida en el que se experimentará.
No todos hemos venido a esta vida con la misma misión, con el mismo destino kármico y evolución personal. Los méritos o deméritos adquiridos en vidas anteriores y que quedan reflejados en el orden astrológico en el momento de nuestro nacimiento indican si en el devenir de vida tras vida desde tiempo sin principio, en esta subiremos una montaña más alta que nos hará ver más y también más lejos. La sensación de vacío forma parte de ese camino del héroe y es una señal inequívoca de que nuestra más importante misión en esta vida es el despertar.
El camino que nos asusta es el correcto,
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