Al principio de una clase, en un retiro o taller de Yoga o meditación, siempre propongo a mis estudiantes y quienes practican Yoga conmigo, juntos todos, con las manos a la altura del corazón, en la posición de Namaste, tomar un momento unos instantes y generar antes de empezar una motivación adecuada para la práctica.
Les propongo que durante ese tiempo de permanecer en silencio y en pausa, busquen en su interior la respuesta a las preguntas de por qué están presentes en la sesión, qué es lo que les ha llevado a dejar muchas cosas cotidianas y tomar la decisión de venir a clase, hacer un retiro o taller para practicar algo como es el Yoga, en definitiva que es lo que van buscando con ello. Este es el primer paso.
Algunos encuentran esa motivación, esa respuesta rápidamente, porque de alguna manera esas preguntas ya se las llevan haciendo desde hace algún tiempo, aunque puedan quizá olvidarla a lo largo del tiempo de práctica.
A otros les surge algún pensamiento difuminado en un mar de intenciones; en otros casos una serie de pensamientos sin aparente unión entre ellos y difusos; incluso hay quien no lo encuentra y piensa que haber llegado al Yoga o la meditación es fruto de la casualidad, aunque yo personalmente no creo en ella. Aun así estos últimos siguen viniendo clase tras clase.
La motivación, o dicho de una forma más clásica y tradicional “Sankalpa”, viene a ser un reflejo de los anhelos más profundos que tenemos en nuestro corazón y, aunque pueda esa respuesta parecernos muy disparatada desde nuestra mente racional, si la buscamos de forma sincera y honesta con nosotros mismos, no lo es ya que proviene y forma parte de nuestra verdadera naturaleza.
La motivación o Sankalpa actúa como la fuerza que nos lleva a realizar cualquier tipo de acción o actividad, a llegar incluso a bordear nuestros propios límites físicos o mentales, puesto que es aquello que necesitamos para avanzar, para conseguir la armonía y el equilibrio en nuestro espíritu y vivir la vida en plenitud. La búsqueda de algo tan importante necesita, no cabe duda, un tiempo de reflexión.
Habitualmente nos prometemos y marcamos a nosotros mismos objetivos, metas, el desarrollo de proyectos, llevar a cabo determinadas actividades como viajes, compras, perder peso, etc.
Desde la perspectiva del Yoga y de acuerdo a las enseñanzas recogidas en los Sutras del Yoga de Patañjali, por mucha “fuerza” que sintamos nos infunden este tipo de motivaciones no son verdaderos Sankalpa ya que, aparte de ser de tipo material o mundano, están generadas y surgen desde el Ego, por tanto son efímeras y sin valor, obedecen a una visión errónea de la realidad y nos siguen encadenando al renacimiento cíclico y por consiguiente al sufrimiento.
En el Yoga clásico, el desarrollo de una motivación o Sankalpa no es un compromiso momentáneo sino de vida que surge desde lo más profundo de nuestro espíritu, desde quien somos realmente.
La palabra Sankalpa proviene de los términos sánscritos “San” que significa “conexión con la más alta verdad” y “Kalpa” que significa “voto”. Por tanto es un compromiso o voto que en lo profundo de nuestro ser sabemos necesitamos, aquello que necesitamos desarrollar para conectar con la verdad.
Es por ello que este deseo debe surgir y trabaja a un nivel muy profundo. Cuando lo generamos y lo afianzamos en nuestra mente es como plantar una semilla en el interior de nuestra consciencia que si la regamos de forma adecuada, nos ayudará a desarrollar nuestra verdadera naturaleza, tener una vida más feliz, equilibrada y más plena desde el punto de vista espiritual. En esa motivación aparece además el deseo de que la respuesta, lo que vamos buscando en nuestro recorrido a lo largo de esta nuestra vida pueda, en algún momento de ella, hacerse realidad.
Todos tenemos en nuestro interior lo que necesitamos para desarrollar esa motivación.
En prácticas yóguicas como los diferentes métodos para despertar la Kundalini, la energía espiritual, o el Yoga Nidra, trabajamos en su búsqueda y evolución manteniendo la atención y la visión muy adentro de nosotros.
El desarrollo de una motivación o Sankalpa es algo que en una disciplina como el Yoga, una práctica que en un primer momento puede parecer que solo nos lleva a un bienestar físico y mental pero que en el fondo es un camino de trascendencia y realización espiritual, nos ayuda y guía en su recorrido, nos hace encontrarnos para compartir al igual que acompañar y ser acompañado por aquellas personas que también están en la búsqueda.
Nos ayuda a ir descubriéndonos poco a poco a nosotros mismos a ponernos cara a cara ante nuestra “sombra” junguiana, ya que nos obliga a una reflexión desde un trabajo de autoconocimiento para que se produzca esa evolución personal.
No ya solamente es obligatorio en el Yoga al considerarlo una práctica espiritual sino, desde mi punto de vista, ante cualquier aspecto de la vida es necesario preguntarnos constantemente qué, cómo, por qué y para qué.
La implicación que tiene la búsqueda de esas respuestas nos lleva a darle todo el sentido a nuestra vida, a mantener viva una espiritualidad en nuestro interior que no es ni más ni menos que estar y avanzar en el camino del “conócete a ti mismo” que clamaba la entrada al oráculo de Delfos en la antigua Grecia y lo que el ser humano viene buscando desde el principio de los tiempos: la respuesta a ¿quién soy yo? ¿cuál es mi lugar en esta vida?.
En esta espiritualidad es donde el Yoga y la meditación surgen como métodos o herramientas con los que alcanzar esa verdad, las respuestas y, con los que a través de ellos muchos seres, como Buda o el propio Patañjali llegaron a descubrir.
Pero como te decía no es solamente en el Yoga. Con cualquier cosa, momento o circunstancia que forme parte de nuestra vida, debemos preguntarnos y buscar esa motivación y ese sentido que nos mantendrá en la integridad, en la perspectiva y en la percepción de nosotros mismos y de nuestro lugar ante la vida. Nos mantendrá en la atención y en la consciencia. Nos llevará a abordar cualquier aspecto de nuestra vida, ya sea bueno o malo, desde esa honestidad con nosotros mismos y desde una serie de valores que también están claramente definidos en los Sutras de Patañjali.
De otra forma, como decía un maestro tibetano de meditación budista, “seremos como zombis, como muertos vivientes”. Pasaremos por la vida y se nos irá escapando de las manos sin darnos cuenta, permaneceremos en la ignorancia, huérfanos, solos, infelices y sujetos a los vaivenes externos, como un barco a la deriva en mitad del océano.
La búsqueda de esa motivación es un proceso dinámico. Igual que te contaba al principio sobre los diferentes casos que pueden surgir: personas que al detenerse para la reflexión pueden encontrarla rápidamente o no, también la vamos perfilando, puliendo, acotando ese anhelo, haciéndolo más claro y nítido, más potente, ocupando cada vez más tiempo y espacio en nuestra mente.
Cuántos estudiantes y practicantes de Yoga he encontrado y encuentro que se acercan con un primer planteamiento acerca del Yoga y cuando inician ese proceso de generar el Sankalpa, conectan consigo mismos y cambian totalmente al darse cuenta que su interior les dirige o les “pide” algo que no es lo que les hizo acercarse al Yoga en un primer momento.
Es un trabajo constante y permanente de toma de consciencia, de reflexión y de repetición de ese pensamiento, como si fuera un mantra, que irá evolucionando en la medida que nuestra reflexión se hace cada vez más profunda, y no será en sentido negativo sino en el de clarificar, profundizar y centrar aún más.
Y cada momento que pase en esa dirección nuestra mente se irá haciendo más fuerte, más clara, menos influenciable e iremos acercándonos poco a poco a esa verdad, a ese sentido de vivir la vida y entender el lugar que nos toca ocupar en este mundo y eso, nos dota de una fuerza, de una energía indestructible y nos hace inmensamente felices.
En el budismo, los Bodhisattvas traducido desde el sánscrito como “los guerreros del amor” tienen una motivación o Sankalpa bien definido: “trabajar, someterse a todo aquello que sea necesario para alcanzar el estado iluminado o de nirvana lo antes posible y poder así ayudar, aliviar y liberar del sufrimiento a todos los seres sintientes”. Algo, igual que en otras tradiciones espirituales, también aparece en el cristianismo cuando Jesús tiene esa motivación o Sankalpa y se somete voluntariamente a un devenir que le lleva a su propia muerte para “salvar” y “liberar” al mundo.
Solamente el pensarlo produce una gran paz y serenidad.
El camino que nos asusta es el correcto,