Buda Purnima, el día más importante en la tradición budista, se conmemora en la luna llena del mes de mayo.
En el Buda Purnima se celebran tres acontecimientos que según la historia coincidieron en el mismo día: el momento en el que nació el príncipe Siddhartha en Lumbini (Nepal) hace, según la mayoría de los historiadores, 2578 años, aunque también y según descubrimientos arqueológicos recientes se postula que incluso su nacimiento fuese mucho anterior; en el que “despertó” a la edad de 35 años convirtiéndose en un Buda en Bodhgaya (India) y en el que murió a la edad de 80 años alcanzando el mahaparanirvana en Kushinagar, también en India.
Para el hinduismo en el norte de India el Buda Purnima o Buda Jayanti es también un día muy importante ya que en esta zona Buda Shakyamuni es considerado un Avatar, la novena reencarnación de Krishna y la octava de Vishnu, el preservador. De hecho, en el lugar que despertó está el templo del Mahabodhi compartido por budistas e hinduístas.
Su nombre fue el de Siddhartha. Cuando alcanzó la iluminación se convirtió en un Buda, en un “despierto”, pasándosele a llamar Buda Gautama, el iluminado que disipa la oscuridad con su luz, o Buda Shakyamuni, el “despierto” del clan de los Shakya.
Astrológicamente Buda Purnima se corresponde con la luna llena del segundo mes lunar llamado de Vaishakha del año astrológico védico, un mes importante también por celebrarse la festividad de la cosecha en el Punjab y por ser para los Sikhs uno de las tres festividades elegidas por Guru Amar Das, el tercero de los diez gurús en el sijismo. Para el hinduismo en la misma luna llena también además del Buda Purnima se celebra el aniversario del nacimiento de Kurma una de las manifestaciones de Vishnu en forma de tortuga.
Buda Purnima es un momento muy especial. Sin llegar a contar la historia del Buda ya que hay suficiente literatura e incluso películas, te recomiendo una muy buena titulada “Pequeño Buda”, si quiero hablarte de ese momento en el cual Siddhartha, debajo del árbol del Bodhi cerca del río Niranjana en Bodhgaya, sentado sobre un manojo de hierba Kusha, en la soledad de la noche y después de largos, extenuantes y durísimos años de búsqueda, alcanzó lo que se llama el estado iluminado y se convirtió en un Buda, en un “despierto”.
Ese es el momento al que aspiramos, consciente o inconscientemente, todos los seres humanos. El despertar supone poner fin al sufrimiento que representa el no comprender nuestra existencia ni entender la existencia de todas las cosas tal cual son.
Por tanto el estado de budeidad es un estado mental, en el que se es capaz de ver la realidad tal y como es sin ningún tipo de filtro producto de nuestra mente por todos los condicionamientos, sociales, culturales, familiares, educacionales, etc., y producto de nuestro karma que podamos arrastrar. Lo cual nos lleva a liberarnos totalmente de cualquier tipo de sufrimiento, entender la existencia en toda su dimensión y ver también todo el sufrimiento que hay en el mundo surgiendo un inmenso amor y compasión hacia los demás y el Universo entero. La realidad siempre supera la ficción. La ficción de, como lo llamaba Calderón de la Barca, este teatro del mundo en el que vivimos. La realidad está aún más allá de todos los conceptos, juicios, etc.
Todos anhelamos ese estado de inmenso gozo y felicidad. Mientras tanto vagamos por la vida y la existencia como niños asustados, temerosos y perdidos aferrándonos a cualquier cosa que nos haga experimentar una mínima seguridad y que nos evite sentir esa sensación de vacío que curiosamente es lo que nos conduce por el camino hacia el despertar.
Podemos imaginar los intensos años de búsqueda antes de ese momento por parte de Shiddartha, su tesón y el no desfallecer, sus momentos de desasosiego. Los años de profundo ascetismo y sufrimiento en el que casi pierde la vida en algunas cuevas por el reino de Magadh. Podemos trasladarlo a nuestra situación personal, a las muchas dificultades que podemos tener en nuestras vidas, al estado de abandono en el que nos podamos encontrar, a no saber lo que tenemos delante en el camino y ver solamente obstáculos y dificultades.
La noche del Buda Purnima, Shiddartha hizo una firme promesa: la de no levantarse de su meditación hasta no entender quien realmente era. Y comprendió que todo el Universo estaba dentro de él al igual que todo fenómeno existente en el Cosmos obedecía a una causa y en la medida que eso era así, a través del amor y la compasión era la única manera de alcanzar ese gozo, esa libertad verdadera, ya que en esa interdependencia e interconexión de todo con todo, de no haber división entre lo interno y lo externo, amar y sentir compasión por todos los seres vivos era como reconocerse, saber quien era, conectar con su propia esencia y sentir amor por si mismo.
El Buda cósmico, en el que no hay frontera, en el que no somos diferentes, pertenecemos a un todo y ese todo está en nosotros, estamos formados de la misma naturaleza y esencia que el Universo entero y nos movemos gracias a las mismas fuerzas y energía que mantienen vivo el Cosmos.
Todos podemos de alguna manera reconocernos en la historia del príncipe Shiddartha. En lo más profundo de nuestro ser, de nuestro interior, nos sentimos huérfanos de esa libertad, de esa verdad. La buscamos, la deseamos porque en el fondo sentimos que es como volver a casa. Intentamos conseguirla a través de lo material, de los muchos objetos y experiencias externas, de ser, de conseguir, de hacer, de tener. Todo es efímero e impermanente.
Shiddartha nos enseñó con su ejemplo que todos tenemos la energía y la fuerza para conseguir alcanzar ese estado de gozo y que no tenemos que buscar fuera, sino dentro de nosotros. Todos poseemos esa naturaleza búdica. Es muy simbólico que fuese un príncipe quien teniendo todas las necesidades materiales satisfechas, consiguiese esa felicidad primero renunciando a ellas y posteriormente simplemente sentado a la orilla de un río, debajo de un árbol, observando su interior.
En los cuarenta años posteriores a su iluminación y hasta su muerte volvió al reino de su padre en varias ocasiones, para dar enseñanzas, fue invitado a retomar su antigua posición, pero nunca lo hizo.
Al margen de ser budista o no, simplemente si en nuestro interior sentimos esa sensación de vacío, si nos miramos por las mañanas al espejo y vemos el paso del tiempo, si reconocemos que hay algo que se nos escapa, quizá nos encontremos experimentando un pequeño “despertar” que nos haga avanzar un poquito por ese camino hacia el gozo y la felicidad. Si somos capaces de reconocer esta sensación, nos podemos entonces dar por contentos y satisfechos.
En el Buda Purnima tenemos un momento extraordinario para reflexionar sobre la historia, el modelo de vida y las enseñanzas del Buda y ver como son totalmente adaptables a cada uno de nosotros. No hay nada en ellas que no nos deje de resonar y sentir como parte también de nuestra historia personal.
Celebrar el Buda Purnima
Normalmente la forma de celebrar el Buda Purnima es mediante rituales, pujas u ofrendas con flores, frutas, comida, al igual que ceremonias de recitación de mantras y cantos, recitación de Sutras que son los textos en donde se recogen las enseñanzas de Buda, sobre todo uno bellísimo llamado “Sutra del Corazón”.
La noche del Buda Purnima es un momento en el que al margen de todas estas celebraciones y si sencillamente te consideras una buscadora o buscador que está en el camino, puedes realizar una pequeña meditación de 20 – 30 min. simplemente observando tus pensamientos y tu mente y sintiendo que todo eso eres tu, que nadie más que tu tiene esos pensamientos, esas emociones, esos sentimientos, esos recuerdos y esa memoria, lo cual te hace un ser único y especial en esta vida y en el Universo entero. En el espacio-tiempo que ocupas, no había nadie antes de tu nacimiento y cuando te marches desaparecerá contigo y nunca nadie podrá ocuparlo. Que todo está bien como está, que no hay error ni fallo, que formas parte de una realidad infinita en la que no sobra ni falta nada ni nadie y en la que todos estamos conectados por una fuerza universal y cósmica llamada amor.
El camino que nos asusta es el correcto,
David, me ha gustado mucho el texto. Gracias
Gracias a ti Carmen por tu interés y seguir mi web
David, enhorabuena! Muchas gracias por tus palabras que hacen de barca de muchos. Amo leerte! Feliz Luna de Buda ♡
Namasté Elisabet
Gracias por tu opinión. Me siento muy honrado por tus sentimientos y tus palabras también. Te envío Paz y Amor
Un texto muy bonito.lleno de reflexiones para entendernos de dentro afuera y darns cuenta q somos parte del macrocosmos
Gracias Cristina por tu opinión. Namasté
Hermoso texto cargado de LUZ y AMOR. Gracias por ofrecer y compartir tu sabiduría y tu inmenso amor.
Paz y Amor